Juguetes impresionantes

Ya sabemos que dentro de todo hombre hay un niño deseando jugar con algún juguete alucinante (no, esta vez no me refiero a un par de tetas).

Hoy, leyendo Microsiervos, me he acordado del Spirit y del Opportunity, que contra todo pronóstico (pensaban que durarían solo unos 90 días) llevan ya tres años correteando por Marte.

Es decir, los de la NASA llevan tres años jugando con dos cochecitos teledirigidos a una distancia entre 102 y 59 millones de kilómetros, aproximadamente.

Eso es. Y luego tú te compras un coche teledirigido, y cuando está a 50 metros ya no ves ni por dónde va. Es una cuestión de presupuesto, claro, y en la NASA donde no se andan con chiquitas.

¿Y cómo saben por dónde van, con lo pequeñito que se ve Marte desde la Tierra? ¿Con un descomunal telescopio? No seas ingenuo, eso es imposible. En el sistema solar todo está dando vueltas, como cuando te montas en una atracción de esas de feria y llega un momento en que no sabes si estás boca arriba, boca abajo o si ya has salido despedido y vuelas dando volteretas justo en dirección al puesto de churros con chocolate, pasando por la tómbola del Perrito Piloto.

Para poder ver, los coches tienen como una webcam pero mucho mejor, que les envía imágenes de las montañitas por donde quieren subir. Supongo que allí en Marte habrán puesto un ADSL de 20 megas por lo menos, porque si no a ver cómo se las apañan para ver las imágenes rapidito.

Pero lo más curioso de todo esto es la excusa que dieron para conseguir la indecente cantidad de pasta que necesitaban: Querían encontrar un pez marciano fosilizado y el agua en la que estuvo nadando hace 3.500 millones de años. WTF!!

Aunque, las malas lenguas dicen que en realidad es por otra cosa. Como dentro de unos años no se podrá vivir en la Tierra de lo chunga que la estamos dejando, dijeron que querían echar un vistazo por allí a ver si se puede recalificar terrenos para construir pisos. En cuanto dijeron esto, empezaron a salir billetes de 500 euros a puñaos.

Será esto último. No se puede negar que tiene su lógica.

No sé cual es el mayor mérito, si contruir dos cochecitos y manejarlos a 60 millones de kilómetros o lograr la pasta de las inmobiliarias para hacerlo. En cualquier caso, estos de la NASA son unos putos genios.